Mis raíces son fuertes, conforme pasan los años más gruesas, más enteras. Hace un tiempo renegaba de ellas, iba a comerme el mundo, necesitaba salir, pero que va.
Cada vez me agarro a ellas con más fuerza. Mi Tierra, mis rincones, mis bosques, son el aire que respiro, me acompañan.
Lo mío me ha costado aprender a alimentar mi esperanza con ellas, a engordar mis sueños con ellas.
Paseo por mis bosques y sólo me siento afortunada. Sentir su silencio me reconforta. Cada vez procuro pisar más fuerte, hasta ser huella.