Espinas enclavadas en vivencias, emergen irremediables
nacen de cicatrices,
callan silenciosas recuerdos.
Con el tiempo he aprendido a acariciármelas,
a sabérmelas reconocer, a aceptarlas.
Son mías, mis espinas
Son parte de mí.
Nacieron de mi indefensión y hoy son mis mejores guardianes.
Hoy se visten de rosa,
oigo un arrosado murmullo de esperanza,
han decidido florecer.
Y yo he aprendido a saber sonreír con ellas.
Las luzco orgullosa,
mis espinas de colores.
Fotografía de tradicionsilvestre.
