Los aromas de la naturaleza han acompañado al ser humano siempre: las flores, el mar, los árboles….Desde el origen de los tiempos los seres humanos han perfumado de una u otra manera los lugares que consideraban más importantes, ya fuesen los que usaban para habitar o los que usaban para ritos y cultos varios.
La palabra “perfume” o “perfumes” deriva del latín “per” y “fumare”, que significa producir humo, haciendo referencia a las sustancias aromáticas que desprendía un humo al ser quemado, usado para aromatizar. Actualmente, la palabra “perfume” se refiere al líquido aromático que usa una mujer o un hombre, para desprender olores agradables.
Aunque cueste creerlo, los inicios de la perfumería se remontan a la Edad de Piedra, cuando los hombres incineraban maderas aromáticas para complacer con humo (per fumum) a sus divinidades. De ahí el origen de la palabra.
La primera forma de perfume fue el incienso, descubierto por los mesopotámicos. Las culturas antiguas lo que hacían en sus rituales era quemar muchos tipos de resina en sus ceremonias religiosas o bien empapando la madera en diferentes tipos de aceite y con el liquido que se segregaba se untaba por el cuerpo de las personas. Y otro uso para el perfume era el embalsamado de los muertos.
No obstante, la fabricación de perfumes para uso humano comenzó con los egipcios, quienes fueron los primeros perfumistas artesanales de que se tiene noticia y que lograron extraer aromas naturales de los más variados tipos. Hemos aprendido de los jeroglíficos en tumbas del antiguo Egipto que el perfume ha jugado un papel importante en la vida de los egipcios. El incienso llegó a Egipto alrededor de 3000 aC y con la reina Hatshepsut, se hizo muy popular; dirigió muchas expediciones para encontrar este material para hacer una fragancia increíble, el resultado de estas expediciones en busca de incienso para hacer colonia y otros objetos valiosos se grabaron en una pared de su templo en honor a esta pionera del perfume.
Dentro del templo tenía un jardín botánico lleno de árboles de incienso recogidas en estas expediciones. Hasta el inicio de la edad de Oro de Egipto, los perfumes se utilizaban sólo en el ritual para dioses o faraones, pero las exigencias en sus hábitos personales culminaron en los primeros baños perfumados que resultaron ser los precursores de los balnearios de lujo de los griegos y romanos. Se empapaban su piel en aceites, ya que para ellos era un placer y ayudó a proteger su cuerpo contra los efectos nocivos del sol tórrido. Los egipcios crearon muchas cremas perfumadas y emolientes.