El olivo – oliboa – (Olea europaea) es un árbol que  puede llegar a medir unos 15 m de altura. Posee un tronco erecto de color gris claro, lleno de protuberancias y fisuras, especialmente a medida que se hace mayor. Sus hojas son simples, duras, opuestas y  lanceoladas, los bordes tienden a enrollarse por desecación. Tienen un peciolo corto, son blanquecinas por el envés y de un color verde brillante por el haz. Las flores son muy pequeñas y están reunidas en inflorescencias de color blanco y fuerte aroma. Sus frutos son las aceitunas, que son drupas de forma ovoidea, en cuyo interior aparece un solo hueso.  Al principio son de color verde, pero a medida que maduran, se vuelven negras. Las que se recolectan maduras son para la fabricación de aceite y las que están a medio madurar son para consumo. Es uno de los cultivos tradicionales más antiguos de la cuenca mediterránea y un  básicos en su alimentación. Los griegos, fenicios, romanos, judíos, cartagineses, árabes, y demás pueblos que comerciaban en las orillas del mar Mediterráneo fueron los encargados de difundir el cultivo y las aplicaciones del olivo. Grecia aprovechó sus extraordinarias virtudes y lo consideró un árbol sagrado y mágico. Las hojas de olivo se han empleado medicinalmente desde la antigüedad, se cree que su uso para este fin comenzó en el antiguo Egipto donde la hoja de olivo era un símbolo divino así como un remedio popular para combatir la fiebre.

En fitoterapia, se utilizan las hojas y el aceite de las olivas. La hoja del olivo contiene sales minerales, lípidos neutros, fosfo y glucolípidos, triterpenos (ácido oleanólico, ursólico, uvaol y maslínico) y flavonoides (olivina, rutina, heterósidos de apigenina y luteolina). También contiene secoiridoides, a los que se les considera como los principales componentes activos – el compuesto principal y más abundante es el oleuropeósido.

En cuanto al aceite de oliva, en fitoterapia, sólo debe utilizarse el aceite de oliva «virgen» que se extrae por expresión en frío de los frutos maduros, destaca su contenido de ácidos grasos insaturados (ácido oleico, linoleico, linolénico, etc.) y saturados (palmítico, esteárico, etc.). Además, contiene esteroles, tocoferoles, triterpenos y pigmentos. Asimismo, contiene una subfracción polar que contien, los mencionados secoiridoídes (oleuropeósido y los productos de su hidrólisis – estos componentes son minoritarios, pero de un alto valor en la dieta. Además, son responsables de la elevada estabilidad del aceite debido a su elevado poder antioxidante.

Hoy en día la hoja de olivo se ha vuelto popular por los muchos beneficios que tiene para el sistema inmunológico y cardiovascular. Mejora nuestro sistema inmunológico; la hoja de olivo, posee antioxidantes que pueden ayudarnos a combatir los efectos del estrés en nuestro cuerpo, mejorando la capacidad de nuestro de prevenir estas infecciones. A su vez,  el extracto de hoja de olivo puede ayudar a controla la presión arterial, por lo que puede ser un suplemento útil en pacientes que sufren de hipertesión arterial, se recomienda consumirlo con precaución, especialmente si se están tomando fármacos antihipertensivos. Favorece la salud cardiovascular y tiene propiedades anti inflamatorias naturales se utiliza para prevenir el dolor articular en casos de artritis al inicio de los síntomas. Se comercializan  preparados fitoterapéuticos (extracto de hojas estabilizadas, polvo de hojas criomolido, infusión, decocción) que contienen hojas de olivo o aceite, indicados en hipertensión arterial esencial moderada, insuficiencia circulatoria cerebral, hiperlipemias y para la prevención de arteriosclerosis.

El aceite de oliva virgen posee propiedades coleréticas y colagogas, se comporta como laxante suave y aplicado por vía tópica muestra  actividad emoliente y suavizante. (tratamiento de quemaduras, eccemas, dermatitis…). Ingerido de forma habitual en la dieta posee un gran valor nutricional y es un gran antioxidante, interviene en el control del colesterol y la glucemia, disminuye el riesgo de infarto de miocardio y otras afecciones cardiovasculares como la hipertensión arterial.