El Ginkgo (Ginkgo biloba) es un árbol de porte majestuoso, de unos 30 metros de altura con la copa ligeramente piramidal o cónica. La corteza es de color gris parda y las hojas, de color verde claro, con una característica forma de abanico, más o menos lobuladas y hendidas en surcos paralelos, es llamado Árbol del Cabello de Venus, Árbol de los 40 escudos, nogal de Japón o tan solo Ginkgo. Originario de Japón, Corea y el este de China, el Ginkgo se considera una de las especies más antiguas que se conocen, se han encontrado fósiles próximos al género Ginkgo que se remontan al Pérmico, hace unos 275 millones de años, y ya propiamente del Ginkgo, que se han atribuido al principio del Jurásico. Es un fósil viviente, es el único representante vivo del orden de las Ginkgoales. Esta asombrosa capacidad de resistencia y su gran longevidad le han vuelto insustituible en la medicina tradicional china y nipona, que lo vienen empleando desde hace más de dos mil años.

Las hojas del Ginkgo biloba contienen compuestos flavónicos (quercetol, kenferol), lactonas terpénicas (ginkgólidos) y fitosteroles con propiedades venotónicas, neuroprotectoras, vasodiladoras a nivel periférico, antiagregante plaquetario, también se usa como antihemorroidal, diurético y antioxidante.
Hoy en día el Ginkgo se revela como uno de los remedios fitoterápicos y homeopáticos de mayor uso en el tratamiento de trastornos asociados a los déficits de circulación sanguínea a nivel cerebral.
Estas son las indicaciones del Ginkgo sobre las que existe mayor consenso por parte de la comunidad científica:
La pesadez y el dolor de piernas provocado por una deficiencia en el flujo circulatorio de las extremidades inferiores – claudicación intermitente.
Vértigos, mareos ocasionales y episodios de migraña, relacionados con una disminución del riego sanguíneo a nivel cerebral.
En trastornos venosos asociados a una circulación sanguínea deficiente, varices y hemorroides, ya sea por vía oral, o en forma de baños y friegas; el efecto se potencia asociado a otras plantas especialmente útiles como el castaño de Indias, el meliloto o el rusco.
En la prevención de tromboembolias, arterioesclerosis y derrames cerebrales, por sus efectos vasodilatadores- antioxidantes, que actúan sobre el mecanismo vascular. Puede constituir una gran ayuda para facilitar la recuperación a personas que han padecido este tipo de accidentes vasculares.
Para potenciar la memoria y la capacidad de concentración . Los extractos de esta planta pueden llegar a mejorar hasta en un 9% el riego sanguíneo a nivel cerebral.
La percepción de timbres o sonidos en los oídos o tinnitus – sobre todo cuando este trastorno está relacionado con problemas vasculares.

Nuevas investigaciones, todavía en curso, están ensayando la efectividad de los extractos de Ginkgo biloba para el tratamiento del mal de altura, la pérdida de memoria en pacientes con síndrome de Down, el tratamiento de apoyo en el cáncer gástrico, así como en el tratamiento de apoyo del glaucoma; el Ginkgo puede favorecer el flujo sanguíneo en los ojos y la presión intraocular, pero una vez más se trata de investigaciones preliminares.