El espino albar- elorri zuria (Crataegus Monogyna) es muy común observarlo por nuestra tierra, se trata de un arbusto que crece entre matorrales. Puede llegar a alcanzar 5 m de altura. Muy común en el continente europeo, es una especie poco exigente en cuanto a calidad del suelo, lo que permite ubicarlos en cualquier terreno. Crece silvestre en los linderos de los bosques y en collados agrestes y soleados. Presenta ramas grisáceas espinosas con hojas alternas, recortadas y de aspecto coriáceo. La hoja es verde oscura, caduca, con rabillo bien desarrollado y limbo dentado. Las flores crecen en ramilletes de color blanco y desprenden un olor muy agradable.

La madera es densa y pesada y se utiliza para fabricar mangos de herramientas y armas, de ahí que su nombre científico provenga del griego Krataigos, que significa fuerte. Es un arbusto bendito para los bretones franceses y es considerado el árbol sagrado de las hadas. Cargado de fuertes connotaciones mágico-religiosas, entre las muchas supersticiones que se le atribuyen, existe la de que las ramas de espino llevadas a la casa durante la noche de San Juan la protegerán de todo tipo de desastres naturales. Según la tradición católica fue en un espino donde la Virgen dejó secar la ropa del niño Jesús y por eso, le fue concedido a ese árbol el don de quedar protegido contra el rayo.
Las hojas y flores se recolectan en primavera y los frutos cuando están maduros. Los frutos son bayas ovaladas y rojizas de color rojo brillante, redondeado y con una sola semilla en su interior que maduran a finales de verano. Tiene forma de manzanita de color rojo, con un sólo hueso y sabor bastante ácido, de hecho si los probamos tiene un cierto sabor a manzana. Por el fruto se le conoce también con el nombre de “manzanitas de pastor”.
En su composición encontramos flavonoides (flores y hojas) y proantocianidinas (frutos). El espino albar ha sido usado de forma tradicional y en preparados fitoterápicos debido a sus propiedades sedantes tanto neurológicas como cardiacas y su baja toxicidad. Sus propiedades han sido atribuídas a su contenido en fenoles, en especial, a los flavonoides: vitexina, quercetina, hiperósidoe y procianidinas oligoméricas, que parecen ser las principales responsables de los efectos sobre el corazón de esta planta. Los frutos del espino son particularmente ricos en procianidinas y flavonoides. El espino albar ha sido autorizada por la Comisión E para el tratamiento de afecciones cardiacas, como sedante y relajante muscular. También ha sido usado tradicionalmente como planta comestible constituyendo un importante suplemento de vitaminas y minerales, sobre todo en épocas de escasez.. Las hojas jóvenes son buenas en ensaladas y los frutos se utilizan para la elaboración de vinos , mermelada y para dar sabor a licores.

Es cardiotónico, un buen antiarrítmico; tiene un efecto cardioprotector frente a fenómenos de isquemia miocárdica. Empleado el tratamiento de la insuficiencia cardiaca leve y en alteraciones del ritmo cardiaco que no requieran el uso de digitálicos. En todo los casos es muy importante prestar especial atención a la dosificación y hacerlo bajo control médico, puede interferir con el efecto terapéutico de los medicamentos usados en enfermedades cardiovasculares.
Es un buen coadyuvante en el tratamiento de alteraciones nerviosas, como la ansiedad o el insomnio. Posee un efecto depresor del sistema nervioso central, aumenta el tiempo del sueño inducido por barbitúricos y disminuye la motilidad espontánea. Lo he visto acompañando a otras plantas medicinales como la pasiflora , la valeriana o la melisa en números infusiones y cápsulas para facilitar el sueño o relajantes.
Por otro lado, parece ser que los principios activos contenidos en los frutos, fundamentalmente procianidinas, envían una señal para activar la lipolísis, son útiles para metabolizar las grasas y cada vez más frecuentes en complementos para dietas y pérdida de peso.
