La Menta poleo

Una de las infusiones más clásicas de las sobremesas es la de menta poleo. Desde la antigüedad se han valorado sus propiedades digestivas, evitando los cólicos, dolores estomacales y gases.
El poleo es una hierba de la familia de las labiadas, con flores de color blanco o lila en glomérulos y hojas lanceoladas y opuestas (se disponen una frente a otra). Al mirar a trasluz las hojas se pueden ver puntos claros o semitransparentes, que son las vesículas donde se encuentra guardada la esencia. La esencia está compuesta de pulegona, de acetato de mentilo, mentona, l-limoneno, dipenteno, etc.
El poleo florece a principios del verano y permanece en flor hasta el otoño. Vive en lugares húmedos, a orillas de los arroyos, en sitios encharcados.

El nombre científico de la planta es Mentha pulegium, este nombre viene del latín de pulga, debido a que los romanos ya utilizaban está plata quemándola para ahuyentar con el humo a las pulgas y otros parásitos de la casa. El poleo usado externamente en la piel tiene propiedades antisépticas, antibacterianas y antiinflamatorias por lo que es muy efectivo frente a las picaduras de insectos.
Por otro lado, la menta poleo puede resultar tóxica, su contenido en pulegona puede resultar nocivo para el hígado, por lo que no se recomienda su uso continuado ni en grandes cantidades. Está especialmente contraindicado en el embarazo y la lactancia, también las personas con anemia, o azúcar bajo deben evitarla.