Crocus nudiflorus – azafrán silvestre, azafrán loco, quitameriendas–  es una de las más gratas sorpresas del otoño, sus bonitas flores violetas florecen entre septiembre y octubre; es una de las denominadas especies «geofitas» – especies que durante la época estival poseen los tejidos embrionarios ocultos bajo el suelo, formando una red de tallos como reserva de agua y energía para el momento de la floración. Es  originaria de Francia y montañas del norte de la Península Ibérica, crece en prados y claros y linderos de bosques y en suelos frescos y removidos.

Esta planta comúnmente llamada azafrán silvestre, azafrán loco, azafrán de montaña es una planta vivaz que se desarrolla mediante bulbos, posee 3 o 4 hojas visibles en primavera y que pierde durante el verano para dar paso a la floración otoñal característica. Las flores tienen forma de embudo con un largo tubo, dividido en seis piezas semejantes de color malva. En el interior encontramos los estambres, rematados en tres estigmas anaranjados. El fruto es una cápsula membranosa dividida en tres cavidades, donde se alojan las semillas. Está emparentada con el azafrán de cultivo (Crocus sativus), pero a diferencia del que usamos en nuestras cocinas este es tóxico debido a su alto contenido en alcaloides. Su nombre Crocus viene del griego croké­ = filamento aludiendo la forma de los estigmas o por las fibras que rodean el bulbo.

A pesar de que comúnmente se le conoce como azafrán silvestre es tóxica, a diferencia del azafrán de cultivo, por eso los herbívoros nunca la comen. El azafrán comestible siempre es cultivado, no crece de manera espontánea en la naturaleza, por ello todos los azafranes que podamos encontrar de manera silvestre son tóxicas. Como curiosidad se  empleaba antiguamente como planta abortiva macerándola en anís.

Tiene propiedades medicinales como antiespasmódico, sedante, emenagogo y carminativo. También usada para teñir seda, lana y algodón. De sus estigmas se extrae un aceite esencial empleado para la elaboración de perfumes que aún no he tenido la oportunidad de oler.