La perseverancia del bambú.

El bambú es una planta reflejo de muchas cosas … fortaleza, vitalidad, paciencia, constancia y sobre todo perseverancia; nos enseña a esperar el momento preciso.

Si coges una semilla de bambú y la plantas, por más que la rieges ella no germinará hasta que decida estar lista. Entre las características de esta exótica caña está el hecho de que su semilla puede tardar hasta casi 7 años en germinar, durante todo este tiempo que parece que no ocurre nada se dedica a asentarse sólidamente… a consolidar un férreo sistema de raíces…. y cuando esta lista su crecimiento es vertiginoso; su tallo puede alcanzar hasta tres metros en tan sólo un mes. Se toma su tiempo, no se precipita y cuando se siente praparada crece como un verdadero bastión capaz de resistir los vientos más fuertes, puede doblarse, pero jamás se quiebra.

De esta cualidad reproductora del bambú, nace en japón un cuento que compara el nacimiento del bambú con la trayectoria personal, ya que explica que los largos y duros años de preparación y aprendizaje en los que parece que no pasa nada y no se avanza, en realidad sirven de base para un futuro crecimiento personal fuerte y próspero. Esta mentalidad es uno de los pilares de la filosofía japonesa.

Se utiliza en la medicina tradicional china como remedio para problemas de huesos, articulaciones y piel, ya que de los nudos del tallo del bambú, se extrae una sustancia que se llama bamboosil, que tiene un alto contenido en sílice, que es un oligoelemento indispensable para el buen funcionamiento de nuestro tejido óseo y nuestra piel

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