La zarza (Rubus ulmifolius) forma matas densas y enmarañadas que pueden alcanzar los dos metros. Crece en setos, matorrales, bosques. Las hojas son alternas, ovadas, pecioladas y de margen dentado. El envés es de color blanquecino y con pelos. Las flores tienen cinco pétalos de color blanco o rosado y crecen formando panículas bastante llamativas. El fruto, las moras, es comestible y muy utilizado para la elaboración de mermeladas. Son ricos en vitamina C, provitamina A, calcio y hierro.

Gracias a su contenido en taninos hidrolizables (aproximadamente 8%) la hoja desecada de la zarzamora en infusiones u otras preparaciones para uso interno tradicionalmente se ha utilizado por sus propiedades astringentes y antinflamatorias en diarreas agudas inespecíficas, y en gargarismos para ligeras inflamaciones de las encías y la mucosa bucal, también se ha descrito un efecto hipoglucemiante.
Para curar heridas y úlceras de la piel se aplican cataplasmas con las hojas machacadas o bien una compresa con la decocción. Si queremos incluir la zarza en nuestro botiquín natural intentaremos recoger en primavera las hojas jóvenes y bien desarrolladas y se secarlas rápidamente.