El hipérico, hierba de San juan- Hypericum perforatum – Asiki-belarra, Bioztxua, Santio-belarra es una planta herbácea perenne de unos 25 a 90 cm de altura. El tallo es aristado, de color verde amarillento, presenta glándulas negras alargadas y su parte superior está muy ramificada. Las hojas son opuestas, elípticas u ovaladas, de borde entero y desnudas. Las flores son regulares y agrupadas en racimos corimbiformes, poseen pétalos de color amarillo dorado dotados de glándulas de color rojo negruzco. Los estambres son numerosos, largos y vistosos. El hipérico lo encontraremos en prados, setos, bosques abiertos, bordes de caminos y, generalmente, sobre suelo calcáreo. Se recolecta cuando está en plena floración, que se suele dar desde finales de junio a septiembre.
Conocida desde la época griega y romana, se dice que su nombre deriva del griego hyperikon (sobre imágenes, por encima de una aparición), término que según algunos hace referencia a la propiedad que se le atribuía de hacer huir a los malos espíritus y las apariciones, propiedad a la que se le dio mucha importancia durante la Edad Media, durante la cual incluso se colgaba la planta en los tejados de las casas para prevenir el rayo y los incendios. También era creencia que para obtener estas virtudes mágicas del hipérico se debía recolectar en la madrugada del día de San Juan (en el solsticio de verano). El término perforatum se debe a que las hojas del hipérico se hallan repletas de unas pequeñas bolsas secretoras visibles a contraluz, que parecen pequeños orificios, dando a la planta un aspecto perforado. Su nombre común hace referencia a san Juan Bautista, decapitado a petición de Salomé, hijastra del rey Herodes. Se dice que el pigmento rojo de las hojas simboliza la sangre del santo.

La droga está constituida por las sumidades floridas que deben ser recolectadas en plena floración. Su composición química es muy compleja, destacando entre sus componentes, las naftodiantronas, principalmente hipericina y pseudohipericina, derivados floroglucínicos (como hiperforina, flavonoides, biflavonoides, xantonas, aceite esencial, taninos condensados en muy alta concentración, ácidos fenólicos, triterpenos, carotenoides y esteroles. Según la RFE la droga debe contener no menos de 0,08% de hipericinas totales expresadas como hipericina. Estos compuestos químicos las Naftodiantronas (hipericina y seudohipericina) son específicos de la especie, por lo que son utilizados como «marcadores» en la identificación y valoración química tanto de la planta como de sus extractos (la cantidad de hipericina varía ampliamente en las distintas partes de la planta, según las condiciones de crecimiento y según la época del año). Son compuestos de color rojo intenso que brotan de las flores al estrujarlas, razón principal de la antigua creencia en sus propiedades mágicas.
Tradicionalmente el hipérico ha sido muy utilizado como cicatrizante y antibacteriano, ayuda en la curación de heridas, quemaduras leves, picaduras de insectos, espasmos musculares, ampollas, contusiones y esguinces. Los usos medicinales de la hierba de San Juan son conocidos desde la Grecia clásica, pero esta planta se popularizó en la Edad Media debido a su capacidad para sanar heridas. En el siglo XVI era conocida como la hierba de las heridas y, años más tarde, se popularizó como la hierba militar porque se empleaba en emplastos para acelerar la cicatrización. Hoy en día el aceite de hipérico sigue siendo muy apreciado por sus buenas propiedades cosméticas- es astringente por lo que es un buen aliado de las pieles grasas y buen cicatrizante, regenera la piel que haya sufrido heridas, llagas o quemaduras. Sus propiedades antinflamatorias, astringentes y antivirales han sido demostradas en diversos ensayos clínicos. Posee también propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas y diuréticas debidas probablemente a la presencia de flavonoides.

Sin embargo, en la actualidad su principal interés se debe a su efecto antidepresivo en uso interno en el tratamiento de episodios de depresión leve a moderada (adultos y mayores de 12 años) en ansiedad, terrores nocturnos y trastornos neurovegetativos asociados al climaterio. Ya en tiempos de Paracelso, se describía el hipérico como «árnica para los nervios» y se usaba en problemas psiquiátricos. A día de hoy, no se conoce con precisión cuál o cuáles son los compuestos responsables de la actividad del hipérico, aunque se considera que la hiperforina es uno de los principales responsables de la misma, pero parece ser un efecto sinérgico de varios de sus principios activos. Los extractos estandarizados fluidos y secos de hipérico han demostrado gran tolerabilidad y efectividad y una disminución de efectos secundarios frente a los antidepresivos habitualmente utilizados; algunos autores postulan al hipérico como un fármaco potencial en el tratamiento efectivo y seguro para niños con síntomas de depresión. Como ocurre con otros antidepresivos, recordad que el efecto no se manifiesta hasta al menos dos semanas después de iniciarse el tratamiento.
Tanto si se usa por vía tópica (aceite, cremas o ungüentos) o por vía oral (extractos, comprimidos), el hipérico puede provocar reacciones de fotosensibilidad. También se han descrito interacciones del hipérico con otros fármacos, se comprobó que su administración conjunta puede disminuir sus niveles plasmáticos y por ello reducir su actividad terapéutica. La administración oral siempre debe estar pautada y controlada por un especialista médico.