El avellano. Propiedades medicinales

El avellano- urri, urritz, urrondo – Corylus avellana es un pequeño árbol no mayor de 6 m originario de Europa y Asia occidental. Sus hojas son anchas y dentadas, sus flores son unisexuales diferenciándose las masculinas y femeninas y de color amarillento y su fruto – la avellana es un aquenio en forma de pequeña nuez ovoide cubierta por una cáscara fibrosa de color pardo rojizo. Esta cáscara se seca durante la maduración donde se aloja una semilla, la avellana con un sabor tostado, suave, y ligeramente graso muy utilizadas en repostería y como fruto seco. El avellano se distribuye por toda Europa y para crecer necesita un clima templado y algo húmedo.

Tradicionalmente se emplean las infusiones de las hojas y ocasionalmente decocciones de las hijas y corteza del avellano. Las hojas contienen taninos catéquicos (2-3%) y flavonoides (miricitrósido) y la corteza abundantes taninos. Gracias a estos últimos se les atribuye un efecto astringente, venotónico, vasoprotector y antiedematoso. Popularmente se utilizan las hojas para el tratamiento de varices, hemorroides, flebitis, fragilidad capilar, edemas de miembros inferiores y diarreas leves. Los taninos pueden producir estreñimiento e irritar la mucosa gástrica por lo que su consumo no debe ser excesivo.
En uso tópico se preparan decocciones de hojas y corteza que se aplican en forma de lavados y compresas sobre heridas y ulceraciones tanto dérmicas como bucales

Las avellanas son muy nutritivas por su contenido en ácidos grasos insaturados (oleico y linoleico), minerales, proteínas, carbohidratos, antioxidantes (vitamina E y C, fitoesteroles y protoantocianidinas) y nos ayudan a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, retrasar el envejecimiento y reducir el colesterol. También son útiles para  combatir el estreñimiento por su contenido en aceites saludables, el cansancio y la fatiga así como para prevenir y combatir enfermedades como la artritis. Se recomienda consumirlas crudas, aunque lo más habitual es encontrarlas tostadas. El tostado potencia su sabor y las hace más fáciles de digerir, pero altera la calidad de las grasas si se someten a temperaturas demasiado elevadas. 

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