La madreselva también conocida como chupamiel engloba bajo el mismo género de Lonicera numerosas especies; suelen ser plantas trepadoras de hoja caduca con un crecimiento rápido y floración continua siempre que el clima se mantenga cálido, hay una minoría de estas plantas con porte arbustivo y hoja perenne. Las hojas son de forma oval, color glauco y verde brillante por el envés. La madreselva florece de forma continua durante todo el periodo cálido (primavera y verano) dando lugar a flores tubulosas muy aromáticas con los estambres y estigma salientes de color blanco cremosos y a menudo sonrosadas. El fruto es una baya globosa, de color rojizo, con 5 – 7 semillas en el interior, pardo amarillentas. Es una planta que a menudo adorna los postes de cercas, las celosías y columnas de pórticos en nuestras ciudades.

La madreselva europea (Lonicera periclymenum) y la madreselva japonesa (Lonicera japonica) son los dos principales tipos de madreselva. Históricamente la madreselva ha sido una planta muy apreciada en medicina, en la antigüedad se utilizaba para curar infecciones de vías respiratorias tales como la tos, asma, gripe, bronquitis, resfriados comunes o incluso la tuberculosis. Entre sus componentes encontramos carvacrol, luteolina, ácido clorogénico y geraniol principalmente. Tradicionalmente la infusión de flores de la madreselva europea se ha utilizado para tratar la tos y resfriados, así como también infecciones en el tracto respiratorio superior y asma. Su dosificación es difícil por lo que no se recomienda su uso doméstico. Por su parte, la madreselva japonesa (Lonicera japonica) es una de las hierbas medicinales conocidas más antiguas en la historia, posee muchas funciones biológicas hepatoprotectoras, antimicrobianas, antioxidantes, antivirales y antiinflamatorias. Debido a sus propiedades antibióticas, la madreselva japonesa se ha utilizado incluso para tratar infecciones causadas por bacterias estreptocócicas; parte de esta capacidad se debe a la alta concentración natural de aromadendreno, un terpeno de origen vegetal que ayuda a impedir el desarrollo bacteriano.
Popularmente las hojas frescas machacadas aplicadas directamente sobre la piela yudan a aliviar irritaciones, cortaduras y abrasiones. Así mismo, se ha demostrado que su uso puede mejorar el aspecto de la piel manchada. El aceite de madreselva, además de contar con propiedades antibacterianas, antimicrobianas y antibióticas; puede tener múltiples usos: para limpiar, bañarse, practicar la aromaterapia – su aroma dulce ligeramente ajazminado ayuda a aliviar el estrés físico y mental, así como promover un estado de ánimo relajado. El aceite puede utilizarse por medio de un difusor o para hacer un masaje.
Las bayas, antaño usadas como purgantes y diuréticas a dosis bajas, son tóxicas por su elevado contenido en saponósidos que los dotan de propiedades eméticas drásticas. Hoy en día son objeto de numerosos estudios científicos por sus componentes fenólicos que actúan como antioxidantes para prevenir enfermedades cardíacas y apoyar el tratamiento de diversas enfermedades como la arterioesclerosis o el cáncer.
