El evónimo. Propiedades medicinales.

El bonetero, evónimo – basaerramu, madarikatuba (Euonymus europaeus) es un arbusto o pequeño arbolito caducifolio de entre 2 y 3 m de altura, de ramillas jóvenes verdosas y grisáceas al madurar. Las hojas son caducas, simples, opuestas, de forma  ovado-lanceoladas, de margen  ligeramente serrado. Las flores son verdosas y poco vistosas, pero el fruto es muy llamativo, es una cápsula carnosa que tiene forma de bonete de color rosado y en su interior las semillas muestran una capa de intenso naranja que podemos ver cuando el fruto se abre al madurar. Su nombre común hace referencia precisamente a esta forma de los frutos muy pareceida los bonetes- los sombreros de cuatro picos redondeados que llevaban antiguamente los eclesiásticos. La madera es blanco amarillenta semejante a la del boj, pero más blanda, por lo que gracias a su facilidad de trabajar se emplea para la fabricación de pequeños utensilios y mangos de herramientas. Con una sustancia extraída de los arilos de las semillas se tiñen cueros.

El evónimo se encuentra en toda Europa y el oeste de Asia; en la Península aparece sobre todo en la mitad norte. Nunca suele crecer formando bosques sino que es una especie acompañante de los de hoja caduca, a menudo formando parte de las orlas arbustivas. Suele estar asociado a suelos frescos, cursos de agua y ambientes húmedos.

Tradicionalmente se ha descrito el uso del fruto y semillas del bonetero, incluso de su corteza en medicina popular como purgante, emético, colagogo, cardiotónico y antimicrobiano. Hoy en día, por su potencial toxicidad está prohibida su comercialización y venta. Los frutos contienen heterósidos cardiotónicos de tipo cardenólido -evonósido (ramnósido de la digitogenina), evobiósido, evomonósido y alcaloides (evonina, evozina, evorina) entre otros. Su consumo puede provocar dolores abdominales, vómitos incontrolados y diarreas, además puede producir debilidad general y estimulación cardiaca. En casos graves los vómitos son persistentes con alucinaciones. Asimismo puede producir interacciones graves al potenciar el efecto de los fármacos cardiotónicos.

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