El abeto (Abies sp.) – (Abies alba, Abies balsamea, Abies excelsa, Abies pectinata, Abies sibirica, Picea abies, Picea excelsa) es un árbol de tronco recto y copa piramidal que puede alcanzar una altura de alrededor de 60-80 m, necesitando entre 100 y 200 años para alcanzar su máximo desarrollo según la especie. Sus ramas crecen horizontalmente en círculos alrededor del tronco y están cubiertas de hojas en forma de aguja sin peciolo siempre verdes. Los frutos tienen forma de cono o piña y crecen erectos (mirando hacia arriba) agrupados en las ramas superiores. Su sistema radicular es muy amplio y superficial, por lo que vive en terrenos húmedos resistiendo una ligera sequía estival y realizando una importante labor de sujeción de tierras en las montañas donde vive. Existen multitud de tipos de abeto diferentes, el abeto es una conífera de la familia de las Pináceas formada por más de 50 especies y presente en Asia, Europa y Norteamérica, se da sobre todo en áreas de montaña alta y media, en suelos húmedos, mezclado a veces con hayas y abedules; también es frecuente verlo plantado como ornamental en parque y ciudades.
Ejemplo de abeto – el abeto rojo , izei gorria (Picea abies).

Su madera no está muy bien considerada para la fabricación de muebles, pero sí se utiliza para contrachapados, para leña y para hacer pasta de papel. Debido a la rectitud de su tronco, antiguamente se usaba mucho como viga en las construcciones.
Su altura y sus agujas siempre verdes convierten al abeto en el símbolo de la vida eterna, de la espiritualidad y la elevación. Existen muchas leyendas sobre el origen del uso del abeto como árbol de Navidad pero no se tiene claro el origen verdadero de esta tradición. Según la tradición cristiana, San Bonifacio derribó un fresno gigante, el Yggdrasil, que sostenía todos los niveles del mundo desde el cielo hasta los infiernos y en su lugar plantó un abeto o pino como símbolo del amor eterno de Dios y los llenó de velas simbolizando la purificación y la luz de Cristo. Otra leyenda cuenta que San Bonifacio lo que derribó fue un enorme roble que se llevó consigo todos los árboles que le rodeaban excepto un pequeño abeto al que llamó «árbol del Niño Dios», simbolizando su forma triangular las Santísima Trinidad. Se dice que fue la reina victoria de Inglaterra en 1841 la primera en utilizar el árbol de Navidad en el castillo de Windsor, popularizando a partir de entonces su uso en Inglaterra y de ahí al resto de Europa. Fueron los colonos alemanes los que lo introdujeron en Estados Unidos a principios del siglo XIX durante la guerra de la Secesión.
Las piñas son alargadas, de escamas apretadas, se cosechan en primavera y se utilizan verdes, para extraer de ellas la trementina o resina de abeto. Esta resina se obtiene también ejerciendo una incisión en el tronco. A partir de la resina se obtiene la trementina que protege contra resfriados, es diurética, balsámica y laxante.

Del abeto se comercializan las hojas, brotes o resina de diferentes especies de abeto que suelen formar parte de formulaciones expectorantes y antisépticas respiratorias. En el aceite esencial encontramos entre otros acetato de bornilo, canfeno, δ-3-careno, tricicleno, dl-limoneno, α-pineno, carofileno , ß-felandreno y borneol.
El abeto destaca por sus virtudes balsámicas y por su poder para descongestionar las vías respiratorias. Simplemente el hecho de olerlo limpia las vías respiratorias; se ha llegado a decir que pasear por un abetar y respirar a fondo beneficia a los asmáticos. Está indicado como un remedio muy eficaz contra la gripe, el resfriado, sinusitis, faringitis, bronquitis y como apoyo contra el asma. La infusión de los brotes se emplea para aliviar los síntomas de la gripe y el reuma. De los brotes se obtiene también la llamada miel de abeto, que se usa contra la tos. Además por su poder antiséptico, actúa como desinfectante de las vías urinarias, en afecciones como la cistitis y la uretritis y contribuye a aumentar el flujo de orina y a reequilibrar el funcionamiento de los riñones. Se ha utilizado también combinada con otras plantas depurativas para mejorar procesos reumáticos, artríticos y lumbalgias. En uso externo, la trementina se aconseja en erupciones cutáneas, forúnculos y sobre inflamaciones de huesos y articulaciones.
La Comisión E aprueba el uso oral en infusión de las yemas de abeto y en vaporizaciones del aceite esencial y los brotes tiernos en el tratamiento de afecciones de las vías respiratorias altas y bajas y del aceite esencial en uso tópico puro o diluido (linimentos, soluciones alcohólicas, crema, geles, emulsion) en dolores reumáticos.
El aceite esencial puro puede producir irritación de la piel y mucosas y agravar los broncoespasmos – en caso de prescribir aceite esencial puro para inhalaciones se recomienda practicar primero un test de tolerancia: inhalar durante 15 segundos y esperar 30 minutos para descartar la existencia de alergia. Como siempre evita su en embarazo y lactancia, y con precaución en niños, siempre preguntar.