La arveja, alverja silvestre, algarrobilla de monte, aizkol, basa-zalke (Vicia cracca L.) es una planta trepadora silvestre de la familia de las fabáceas – no debe confundirse con la arveja o guisante común.
Es una hierba trepadora, con un rizoma estolonífero y tallos aéreos angulosos y glabros que pueden alcanzar los 2 m de altura. Las hojas son pinnadas con hasta doce foliolos, acabados en zarcillos, de contorno lanceolado. Las inflorescencias son racimos densos de 20-40 flores de color azulado – violáceo , que salen de la axila de las hojas. El fruto, como en todas las especies del género, es una legumbre comprimida, se presentan en vainas delgadas que miden hasta 3 cm de longitud. La encontraremos en matorrales, setos, herbazales, en zonas húmedas, nitrificadas, como por ejemplo cunetas, orlas y arroyos.

La Arveja se utiliza ampliamente como un forraje de cultivo para el ganado y es beneficiosa para el crecimiento de otras plantas, ya que, al igual que otras leguminosas, enriquece el suelo en el que crece por sus propiedades fijadoras de nitrógeno pero es invasora y puede dominar la tierra de cultivo desplazando a las plantas sembradas. Es muy apreciada por las abejas y las mariposas como fuente de néctar. Se suele utilizar la arveja como alimento de aves domésticas como periquitos, canarios o jilgueros, estas aves son especialmente aficionadas a sus semillas, pero también pueden comer el follaje, hojas ramas y tallos. He leido ciertas referencias anecdóticas de su uso en medicina tradicional de la planta cocida como galactogoga para estimular la producción de leche en las mujeres que dan pecho.