La vid. Propiedades medicinales.

La vid (Vitis vinifera) es una planta leñosa y trepadora, que puede alcanzar hasta los 20 metros de alto, pero que cultivada no sobrepasa los dos metros. El tronco es grueso y retorcido, las hojas son palmeadas y las flores diminutas y de color verde pálido.

La encontramos cultivada y también naturalizada en zonas húmedas, se cultiva en llanuras y laderas, florece en primavera y los frutos, de maduración estival, son recogidos a finales de verano o al inicio del otoño.  

La vid siempre ha estado muy unida a la cultura mediterránea, es una especie de antiguo conocimiento para la humanidad, teniéndose referencias de ella y de su producto (el vino), de hace mas de 5000 años en Egipto. Su origen parece haber sido entre los mares Negro y Caspio, donde todavía crece en condiciones silvestres. Los fenicios, los griegos y, posteriormente, los romanos la introdujeron en Europa.

En fitoterapia se emplean sobre todo las hojas de las variedades tintoreras (Vitis viniferae folium) – según la Farmacopea Francesa, el contenido mínimo en la hoja ha de ser de un 4% de polifenoles, de los cuales el 0,2% debe corresponder a antocianósidos expresados como glucósido de cianidol. También se emplean la semilla y el aceite extraído de ella. Entre los principios activos de la vid roja destaca la presencia de antocianósidos (mayoritariamente O-glucósidos en C-3 del cianidol, malvidol y peonido), flavonoides (predominan los glucósidos de la quercetina) y taninos en las hojas. La composición de las uvas es muy compleja según la variedad de que procedan y su estado de maduración, contienen cantidades muy variables de glucosa y otros azúcares, diversos ácidos, materias colorantes, flavonoides, minerales y vitaminas A, B y C. Las semillas, por su parte, tienen un alto porcentaje de ácidos ácidos grasos insaturados, catequinas, una proantocianidina llamada resveratrol y vitaminas C y E .

Los taninos, antocianósidos y flavonoides de las hojas de Vitis vinifera son sustancias vasoprotectoras, se emplean en fitoterapia como tónico venoso y capilar. Ayudan a mejorar la circulación venosa y la microcirculación. De las hojas de vid roja (Vitis vinífera) se obtiene el extracto seco estandarizado que contiene una concentraciones de flavonoides muy elevadas (aproximadamente un 4-5%). Encontraremos extractos de semillas de uva en perlas de aceite, cápsulas y comprimidos y se prescriben como remedio antioxidante, depurativo y antiinflamatorio en afecciones artríticas y reumáticas, para reducir los niveles altos de colesterol LDL y para combatir los brotes alérgicos. Las preparaciones comerciales de extracto de semilla de uva son usualmente estandarizadas sobre la base del contenido de procianidinas. Las procianidinas son poderosos antioxidantes , capturadores de radicales libres e inhibidores de la peroxidación lipídica. En una comparación entre la semilla de uva, la vitamina C y la vitamina E, la semilla de uva resultó ser mas eficiente como secuestrador de radicales libres . Por esta razón ha sido considerada como un agente quimiopreventivo.

Tradicionalmente muy empleadas las hojas en infusión por sus propiedades venotónicas, vasoprotectoras y astringentes para el tratamiento de problemas circulatorios como hemorroides, flebitis y varices, así como en edemas y trastornos menstruales. También para aliviar las piernas cansadas, evitar la retención de líquidos y atajar diarreas persistentes. También se utilizaba como remedio popular contra las manchas de la piel y para aliviar la inflamación de ojos. Los pámpanos eran utilizados como antidiarreicos por su efecto astringente al tener altas concentraciones de taninos.

La vid roja se comercializa también en forma de perlas de aceite, cápsulas y comprimidos. Es muy habitual encontrarla en cápsulas o en crema como un eficaz remedio para activar la circulación de las piernas.

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