Como mujer de ciencia y del siglo XXI no puedo creer en pociones, rituales, ni encantamientos, pero si que creo en la naturaleza profundamente y en nuestra conexión con ella de la que somos parte. Creo en los tiempos, en los ritmos de la naturaleza. Creo en su energía y su fuerza, en como nos afectan la luz del sol, la estaciones, la luna y las mareas. Creo en la naturaleza para curar, en las virtudes de las plantas medicinales. Creo en la fuerza de las intenciones, la intención de amar, de crecer, de sanar. Creo en las tradiciones y su fuerza.
A veces se habla de brujas verdes, envuelto todo en un papel quizás televisivo. Yo creo que toda mujer que sepa mirar hacia dentro y conectar con la naturaleza y seguir su instinto a pesar del ritmo imparable de nuestra sociedad es una bruja verde. Aquella que sabe encontrarse en la naturaleza. Necesitamos el desarrollo, necesitamos a la ciencia, necesitamos el progreso, pero también necesitamos recordar quienes somos y de dónde venimos y apoyarnos en todo esto para entender mejor como funcionamos. Mi pasión ya lo sabéis son las plantas medicinales y sus usos tradicionales. Como el hombre de antaño se regía por los ciclos naturales. Como todas aquellas, sobre todo mujeres sabían transmitirse a través de los siglos toda esa sabiduría tradicional de las plantas y sus usos medicinales que hoy en día entendemos y podenos razonar y explicar gracias a la fitoterapia.

El otro día leí esta definición de bruja verde – «La bruja verde es una herborista sabia que abraza el poder de la naturaleza y emplea plantas, flores, aceites y hierbas para sanar. Siempre acude al mundo natural en busca de orientación, y respeta a todas y cada una de las criaturas vivientes, por pequeñas que sean» y pensé pues entonces aquí tenemos una y conozco unas cuantas.
Un muy antiguo proverbio vasco que me encanta dice izena duen guztia omen da – todo lo que tiene nombre, existe queriendo explicarnos que desde el momento en el que le damos nombre a algo, comienza a tener vida y por lo tanto somos capaces de representarlo en nuestras mentes. No importa si somos capaces de percibirlo con nuestros sentidos o no. Hay muchas cosas intangibles en nuestras vidas y sin embargo, quizás sean las más reales. La mitología y las tradiciones son los testigos de como la humanidad siempre a intentado explicar aquello que no entendía. Me agarro a la razón y la ciencia siempre que puedo, pero siempre dejo un margen para todas aquellas cosas que porque no las entendamos o no las veamos no quiere decir que no puedan ser, porque ahora ya lo sabéis: izena badu, bada – si se nombra, existe