Los viburnos, frecuentes en claros de bosque, orlas forestales y riberas, son arbustos emparentados con el saúco. Las dos especies más comunes, la lantana y el durillo, no tienen tanta aplicación medicinal; sí la tiene, en cambio, el mundillo o bola de nieve (Viburnum opulus), que destaca por sus inflorescencias rojas y su pariente americano el viburno negro (Viburnum prunifolium).
El que os presento en la foto para hablar un poco del genero Viburnum es el durillo también conocido como laurentino, laurel salvaje o marfull, un arbusto alto que consigue alcanzar más de tres metros de altura. Sus hojas son coriáceas, de forma ovalada y puntiaguda y color verde brillante. Podrían confundirse con las del laurel (por eso el apelativo de laurel salvaje), si no fuera porque surgen por pares en el tallo, opuestas la una respecto a la otra.
Su nombre vernáculo durillo hace honor a su fortaleza ya que es un arbusto que aguanta estoicamente el frío y el calor, el sol y la sombra, permaneciendo siempre verde a pesar de las inclemencias estacionales. Sus flores blancas agrupadas en corimbos son de las pocas valientes que desafían la dureza del invierno. Por todo ello, los viburnum son especies muy utilizadas a nivel ornamental que encontraremos en nuestros paseos por parques y jardines.

Durante el verano aparecen los frutos, que permanecerán durante largo tiempo decorando sus ramas. Son pequeñas drupas de color azul oscuro y con brillo metálico, atractivas para los pájaros, pero tóxicas para nosotros. Según la especie el color de los frutos varía, en el mas utilizado a nivel medicinal (Viburnum opulus) son de color rojo, mientras que en el durillo (Viburnum tinus) son de color azul metalizado.
Los viburnum crecen en regiones húmedas y boscosas de toda la Europa templada, también en Norteamérica. El Viburnun tinus crece silvestre en zonas sombrías y húmedas de la Península Ibérica cerca de encinares, lentiscos o madroños. Las ramas de este arbusto se han usado para todo tipo de trabajos de cestería. y su madera se puede tornear.
Además de ser un arbusto ornamental muy popular en los jardines hispano árabes, medicinalmente ha sido muy apreciado por las propiedades antiespasmódicas de su corteza. En su composición encontramos flavonoides y cumarinas, taninos, salicilina y resinas. También viburnina, un principio amargo tóxico e irritante del tubo digestivo que sobre todo se concentra en los frutos, por ello son considerados venenosos. A pesar de su toxicidad, los frutos se han usado en medicina popular como purgantes para aliviar el estreñimiento y contra la hidropesía, pero no es aconsejable su uso por su toxicidad. El cocimiento de las hojas, por su contenido en ácido salicílico, se ha utilizado como antipirético para bajar la fiebre. Cuando hablamos de las propiedades medicinales del viburno nos estamos refiriendo sobre todo a su corteza, tradicionalmente triturada y administrada en decocciones, se ha utilizado por su acción antiespasmódica y sedante, sobre todo a nivel de la musculatura uterina, capaz de calmar los dolores cuando esta se contrae de forma espasmódica. Se ha empleado mucho para tratar menstruaciones dolorosas o con excesivo sangrado, amenazas de aborto y hemorragias. A su vez esta planta tiene un ligero efecto tónico o activador de la circulación venosa por lo que también se ha empleado asociado a otras plantas venotónicas para aliviar trastornos circulatorios, hemorroides y varices. Todos estos usos tradicionales hoy en día han sido bastante abandonados, a pesar de haber sido bastante frecuentes.
Los estudios a día de hoy se centran sobre sobre todo en el uso como analgésico y antinflamatorio del Viburnum opulus y su pariente americano el Viburnum prunifolium por su contenido en ácido salicílico. Los preparados fitoerápicos normalmente incorporan el viburno negro (Viburnum prunifolium), especie americana de efecto más contundente, generalmente asociada con otras plantas que ayudan a calmar el dolor y relajantes musculares (sauce, valeriana) y se emplean como analgésicos y antireumáticos, útiles en lesiones deportivas, calambres, hinchazón, golpes y contusiones. Relaja los músculos, mejora la circulación y ayuda a eliminar el ácido láctico de las agujetas.