La clavelina o clavel montés.

El clavel silvestre, clavel de montaña, clavelina, clavelina de pluma, clavelinos, clavelitos, clavellina de pluma, clavellinas deshilachadas, plumaria (Dianthus hyssopifolius). De todos sus apelativos, hoy me quedaré con el de clavel silvestre o clavelina, es una planta herbácea y perenne de la familia de las Caryophyllaceae, originarias principalmente de Eurasia. Sus hojas son largas, delgadas y blandas. Las flores son bastante vistosas con sus característicos cinco pétalos de color rosado o blanco de flecos como deshilachados y agradable fragancia.

A estos clavelitos silvestres nos los encontraremos sobre todo en terrenos rocosos, pero también en prados, matorrales, bosques aclarados y repisas de roquedos tanto en zonas costeras como en ambientes de alta montaña. A veces podremos verlas también cultivadas adornando caminos y jardines ya que florece desde la primavera hasta el otoño y es resistente a la sequía, al viento marino y a las heladas.

Además de por su belleza, las clavelinas destacan por su agradable y suave fragancia. Su nombre científico Dianthus proviene de una combinación de palabras griegas cuya traducción podría interpretarse como la diosa de las flores o flor divina.

El principal uso que se da a esta planta, además de ornamental, es el de obtener esencias para perfumería. Antiguamente las hojas jóvenes y los tallos se comían cocidos. También se maceraban en vinagre varias plantas de esta especie de claveles durante unos meses y se decía que esta mezcla poseía propiedades contra la peste negra. Varias referencias mencionan su empleo para elaborar colirios, puede que de ahí provenga su nombre vernáculo en francés, oeillet que significa «ojito».

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