La capuchina (Tropaeolum majus) conocida popularmente como flor de sangre, taco de reina, espuela de galán, llagas de Cristo o mastuerzo de indias es una bella y muy extendida planta de jardín originaria de América del sur, concretamente de Perú y áreas limítrofes que fue introducida en Europa como planta ornamental ya en el siglo XVII.
Se trata de una planta enredadera o trepadora, muy ramificada, con las hojas redondeadas y grandes y llamativas flores de color anaranjado o amarillo. La capuchina crece especialmente bien en zonas templadas, podremos encontrarla en nuestras ciudades y pueblos en primavera y verano y es fácil de reconocer por sus redondas hojas y sus vistosas flores. La que aquí os acerco revestía un antiguo muro junto a un riachuelo.

En fitoterapia se emplean las sumidades floridas de la capuchina, y en ocasiones la hoja desecada o la semilla. Contiene un aceite esencial con bencil-isotiocianato, flavonoides, sales minerales, ácido ascórbico en las hojas, helenina en las flores, algo de vitamina C y ácido oxálico.
In vitro el aceite esencial ha demostrado actividad bacteriostática, virustática y antimicótica, debido principalmente al isotiocianato de bencilo. Entre sus principales usos se ha indicado como cura para afecciones del tronco respiratorio como bronquitis, rinitis ,procesos gripales y catarrales e incluso en casos de enfisema pulmonar. Facilita la expulsión de mucosidades y elimina la congestión nasal y pulmonar.
Al mismo tiempo, por la combinación de sus efectos antibiótico, diurético y depurativo, se ha indicado también para tratar infecciones de tracto urinario y para estimular la emisión de orina en caso de existencia de edemas, sobrepeso por retención de líquidos, gota, hipertensión y niveles altos de ácido úrico y urea.
El jugo de la planta fresca se aprovecha por sus virtudes vitamínicas y remineralizantes, para personas débiles y en episodios de convalecencia. Sus hojas contienen Vitamina C y se toman en ensalada, poseen un sabor alfo ácido y picante.
Aplicada localmente alivia los dolores musculares y se utiliza para limpiar y desinfectar heridas y favorecer su curación y la cicatrización. Ayuda a eliminar hongos y se usa con eficacia para el pie de atleta. Es un excelente remedio para estimular el cuero cabelludo y prevenir la caída del cabello, por lo que es frecuente verlo incorporado en diferentes lociones y champús. Previene la caída del cabello y favorece su correcto crecimiento. Se dice que la planta entera funciona bien como insecticida. Hay quien rocía con infusión de capuchina los lugares con pulgas o moscas, e incluso a algunos animales.

Tradicionalmente se preparaban infusiones y decocciones con la planta entera, hoy podemos encontrar numerosos preparados con capuchina: la planta seca para infusión, tinturas, extractos fluidos y en forma de loción o champú.
La administración oral debe limitarse a cortos periodos de tiempo. En caso de sobredosificación puede aparecer albuminuria, posiblemente por afectación renal. Debe evitarse el empleo de la capuchina vía oral en casos de gastritis, insuficiencia cardiaca o renal, así como durante el embarazo y la lactancia. Las semillas son potencialmente tóxicas, muy purgantes, por lo que se recomienda evitar su ingestión directa. No debe utilizarse tampoco en niños.