El otro día una chica me preguntaba insistentemente que por qué no trabajábamos con las plantas frescas si seguro serían más concentradas en principios activos; y esto me llevó a pensar, cuando le expliqué el porqué, en que poco nos ponemos en la piel de nuestros antepasados y lo desconectados que estamos de nuestro entorno natural.

Sería ideal poder salir a la naturaleza y recolectar aquello que necesitáramos en cada momento, pero no funciona así. La naturaleza tiene sus ritmos, sus ciclos, cada planta tiene su momento. Nuestros antepasados sabían fluir perfectamente con estos ritmos y recolectaban cada planta en su momento óptimo. El secado, las maceraciones, las tinturas eran formas de lograr conservar estas plantas por tiempo y poder emplearlas cuando fuera necesario.

En primavera y verano mi hogar se llena de plantas y otros preparados, pero siempre con la vista puesta en completar ese botiquín natural al que tenemos que recurrir el resto del año .