Plantas medicinales: corteza y agallas de roble

«El roble (Quercus robur) es un árbol caducifolio de gran porte y frondosa copa, que puede alcanzar hasta 30 metros de altura. Pertenece a la familia de las Fagáceas. La corteza se presenta inicialmente de color grisáceo blanquecino
y lisa, volviéndose con el tiempo gruesa, pardusca y agrietada. Las hojas son fáciles de reconocer por sus bordes ondulados, de color verde oscuro por el haz y verde claro en el envés. Los frutos, las bellotas, maduran entre septiembre y
octubre del mismo año de la floración, y se desprenden en otoño, su sabor es parecido
al de las almendras, pero algo más amargo.

A lo largo de la historia muchas han sido las culturas que han considerado al roble un árbol sagrado y consagrado a los dioses. Griegos y romanos lo veneraron, pero el roble es sin duda el árbol sagrado celta por excelencia, padre de todos los árboles. Para los celtas, el roble reunía la fuerza y la sabiduría, siendo el árbol real y el punto central de sus ritos. De su nombre gaélico Druir, deriva la palabra Druida. Los druidas, hombres y mujeres de gran sabiduría, eran así llamados “los conocedores de la sabiduría del roble”.

Los preparados de corteza desecada y agallas de roble (excrecencias producidas por la presencia de larvas de diferentes especies) son muy ricas en taninos (8-20%). Tradicionalmente a pequeñas dosis se han empleado vía oral en decocciones como antidiarreico para aliviar diarreas leves y como tónico en casos de debilidad. Hoy en día se reserva para uso externo ya que puede resultar irritante a nivel intestinal y reducir la absorción de otros medicamentos si se administran simultáneamente. Externamente en forma de compresas, fomentos y baños se utilizan en el tratamiento de afecciones leves de la piel (hemorroides, heridas, sabañones, sudoración excesiva, eczemas) y en enjuagues y gargarismos para tratar inflamaciones de la mucosa oral (llagas, gingivitis).

   
Mi remedio preferido con roble: podemospreparar una decocción con aproximadamente 80 g de corteza de roble por litro de agua, dejándola hervir a fuego lento durante un cuarto de hora, y filtrarla. Podemos utilizarla para realizar con ella baños de asiento para aliviar y desinflamar hemorroides, o baños de brazos y manos para ayudar a mejorar sabañones. También podemos empapar en esta decocción compresas y aplicarlas calientes en zonas doloridas y templadas sobre eccemas, llagas o ulceras de
difícil cicatrización. Paras las molestas aftas bucales podemos preparar un enjuague casero con 25 g de corteza de roble, y 50 g de hojas de nogal y otros 50 g de hojas de malva.»

Extracto de mi libro: Herbario Medicinal Urbano

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