Con los primeros aires primaverales, aparecen hileras de
pequeñas flores arracimadas que tiñen de morado intenso los bordes de nuestros
caminos.
Son florecillas de porte erguido que se agrupan en pequeños grupos y que tienen forma de
campanitas cerradas que parecen disponerse formando un desfile.
Estas curiosas
flores que pertenecen al género Muscari son apodadas nazarenos en
alusión a la época de su floración, en fechas cercanas a la Semana Santa, y al color
y forma de sus flores que recuerda a las túnicas de los cofrades y a las capuchas
de los nazarenos de las cofradías que no llevan capirote.

Algunas referencias etnobotánicas hablan de su uso como planta comestible (raíces, bulbos y tubérculos) y como forraje para el ganado y del uso medicinal de sus bulbos, por su contenido en mucílagos, aplicados a modo de cataplasmas de manera local.