Los fragantes liliums

Los liliums son de mis flores de floristería preferidas…sin embargo, es un amor de esos complicados, su fragancia me enloquece, pero al mismo tiempo es tan intensa que llega a saturar mi olfato en pocos minutos hasta el punto de que no puedo compartir habitación, ni casi casa con ellas. Es una historia larga, pero los que ya me conocen me suelen regalar UNA sola flor de lilium en ocasiones especiales, es la dosis justa para que la disfrute.

Además de su belleza y su potencia fragante los liliums también han tenido sus usos medicinales. Os comparto estas líneas de mi primer libro «Herbario Medicinal Urbano»:

Curiosamente Paracelso hace mención a los liliums; decía de estas bellas plantas que su polen era útil para tratar quemaduras y que sus bulbos hervidos con miga de pan ayudaban a madurar los abscesos. También recogía en sus textos que, su raíz mezclada con agua, ayudaba a la mujer a aliviar los dolores del parto.

En los bulbos de las distintas especies del género Lilium encontramos saponinas esteroideas, esteroles, polisacáridos, fenilpropanoides y alcaloides. Los liliums empleados localmente tienen buenas propiedades cicatrizantes y emolientes para la piel. Los bulbos hervidos en agua y machacados se aplicaban a modo de cataplasmas calientes para madurar abscesos y forúnculos. El aceite obtenido de la maceración de sus pétalos se decía que era un buen remedio para aliviar quemaduras y ayudar a curar eccemas y grietas en los pezones.

En fitoterapia la especie más utilizada es Lilium candidum, conocida como “azucena común”, “azucena blanca” o “lirio blanco”.

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