La jara pringosa (Cistus ladanifer L.) a veces también apodada ládano, jara manchada o ladanífera, es una planta arbustiva originaria de la cuenca mediterránea, muy abundante en España y Portugal, aunque también se encuentra en Marruecos y en Oriente Medio. Se trata de un arbusto que puede alcanzar incluso los 2 metros y medio de altura y que pertenece a la familia de las cistáceas. Las hojas son alargadas y estrechas y están abundantemente impregnadas de una sustancia pegajosa. Las flores son especialmente llamativas compuestas de grandes pétalos blancos manchados de color rojo púrpura y un centro amarillo. Encontraremos esta bonita jara como la que os acerco en esta foto entre matorrales secos y soleados, terrenos no calcáreos, zonas de monte, sobre suelos pobres más o menos degradados, también es una planta muy popular como ornamental. La reconoceremos además de por su belleza porque como hemos dicho y su propio nombre indica resulta pringosa al tocarla, sus hojas exudan una sustancia muy aromática y pringosa llamada “ládano” que le da un aspecto muy brillante y que protege a la planta de la deshidratación.

Se cuenta que cartagineses y egipcios ya recogían el ládano y lo usaban en rituales religiosos, para elaborar perfumes y para fines terapéuticos. La jara es mencionada en más de una ocasión en la Biblia y era uno de los componemtes de la Santa Unción usada en ritos por los grandes sacerdotes judíos. Su nombre  “cistus” proviene del griego “kiste” y significa cesta o cápsula evocando la forma del fruto de la jara que tiene una caracteristica forma de cápsula globosa con diez celdas en su interior.

Medicinalmente se utiliza tanto la hoja como la oleorresina o esencia de ládano de composición química compleja con más de 150 componentes entre los que podríamos destacar el ladaniol y los sesquiterpenos, flavonoides y ácidos fenólicos.

Popularmente las hojas de la jara se han empleado en infusión al 5% como sedante en casos de ansiedad y en gastralgias. También en uso externo para inflamaciones osteoarticulares, mialgias, contracturas musculares y neuralgias. La esencia de la jara presenta propiedades como cicatrizante y tónico cutaneo, se recomienda diluido en un vehículo vegetal para ayudar a curar cortes, heridas infectadas, escaras, úlceras, acné, para hacer frente al envejecimiento cutáneo y atenuar las arrugas y la flacidez.

Numerosos ensayos experimentales hablan de su acción como antihemorrágico, antiséptico, antibacteriano, inmunomoduladora, como restructurante interno (físico, biológico, inmunitario, emocional y psicológico) con posible utilidad en enfermedades autoinmunes y virales.

No se recomienda el uso del aceite esencial de la jara durante los primeros meses del embarazo y su empleo con prudencia hasta el final del embarazo. Tampoco se recomienda la administración oral de la oleorresina por ser neurotóxica, hepatotóxica y nefrotóxica. La planta fresca puede producir dermatitis de contacto.